Jul 23, 2007

Bajo el Microscopio: Reflexiones acerca de una experiencia de aprendizaje anunciada

Comunidad de Aprendizaje… al escuchar esas palabras viene a mi mente la pregunta “¿Qué significa?”... De inmediato me transporté a mis años de pregrado, al momento de iniciar el proceso de Inducción Universitaria. Una semana donde mediante dinámicas y actividades divertidas, un grupo de jóvenes ayudarían a los 300 aspirantes a integrarse y conocerse entre sí, de manera de que la transición de bachilleres a estudiantes universitarios fuera llevada y asimilada más fácilmente. Años de eso han pasado, y nuevamente la sensación que me invadía en aquellos momentos de incertidumbre hace su acto de aparición. Pero de inmediato es menguada por la expectativa.

El día de la primera reunión, donde se nos informó de las características y objetivos de dicha comunidad, me di cuenta de que algo más que una inducción al nuevo ambiente universitario y tal como nos lo informaba de manera muy entusiasta la Profesora Elizabeth, sería una experiencia. Experiencia que, alimentada por la diversidad enriquecedora de aquellos que íbamos a participar, generaba cualquier cantidad de expectativas, de las cuales trataré de hablarles a continuación.

Mi personalidad siempre se ha caracterizado por la contemplación, y la misma me permite conocer el entorno en el que me desenvuelvo. Me parece admirable el hecho de que individuos con responsabilidades laborales, con carreras hechas dentro de organizaciones y con cargos de renombre en empresas conocidas “de peso”, quieran alcanzar “algo más” mediante el acto de humildad que es el adoptar el rol de aprendiz. Y eso es algo que percibí en todos mis compañeros, los cuales a medida de que avanzaba la jornada, el acto de saludar y relacionarnos se hacía más cálido y familiar.

Uno de los frutos directos de participar en la comunidad es el de relacionarme con el resto de los alumnos, lo cual considero una consecuencia directa. Pero la mayor de las expectativas era la relacionada con la promesa de que nos “conoceríamos a nosotros mismos”. Debo confesar que actividades como el documentarme sobre feedback, los tests de autoevaluación y su posterior análisis con las profesoras Orquídea y María, realmente aportaron las suficientes respuestas para satisfacer esa gran expectativa. El reconocer actitudes en mi comportamiento que tienden a ser parte de uno u otro patrón, y las consecuencias que ello radica, definitivamente me llevó a reflexionar y asumir compromisos de cambio. Es fácil pedir a los demás que te analicen y emitan opiniones acerca de tu comportamiento, pero reconozco que el analizarse uno mismo y ser evaluador de tu propio comportamiento cobra mucha mayor fuerza y logra ser un disparador más efectivo para los procesos internos de cambio.

Otro de los frutos de participar en la comunidad, es la oportunidad de “ensayar” actividades que serán cotidianas en el curso del postgrado: preparar exposiciones, documentarse sobre un tema, investigar, discutir, analizar en conjunto para acordar un número determinado de conclusiones u opiniones… Estos ensayos me permitieron sondear entre mis compañeros aquellos con los cuales me identifico con su manera de trabajar, y me llevaron a estrechar lazos con miras a conformar futuros equipos de trabajo. Mi carrera y mi profesión exigen saber desenvolverse en equipo, y eso es algo que se convierte en hábito. Hábito que a veces es atacado por la autosuficiencia, pero nuevamente refrescado con el previo calentamiento que nos brindaron las dinámicas y actividades de la comunidad.

Retomando el tema de los resultados de los autoanálisis, me siento en la obligación de recordar el ejercicio del Anuncio Clasificado. Describirte a ti mismo es difícil, pues o puedes estar tentado a exagerar, o por modestia a omitir. El conocerse un poco más mediante los aprendizajes que se obtuvieron en la Comunidad, facilitó enormemente este proceso, haciendo que de un par de palabras fluyera en cada uno maneras de comunicar a los demás “Este soy yo”. Este ejercicio fue mi favorito, pues aparte de descubrir en mis compañeros características y talentos inesperados, me permitió literalmente “venderme”. Condensar en pocas palabras mis expectativas acordes a mi manera de pensar, reflexionar, opinar, aceptar e invitando a los demás a incluirme en sus experiencias particulares.

¿Qué significó la Comunidad de Aprendizaje, ahora que participé en ella?. La describo con una sola palabra: Aventura. Y una aventura cuya primera etapa apenas finaliza, dando paso a las siguientes que contribuirán a la formación que como aspirante al título de Gerente de Proyecto espero obtener. Una aventura que me llevó de la incertidumbre a la familiarización, del desconocimiento al reconocimiento y del silenciar al expresar.

Una vez vivida esa aventura, regreso a la cotidianidad con nuevas herramientas y con una postura y visión más claras ante cualquier circunstancia, con nuevas perspectivas y un entusiasmo renovado. Aun queda camino por recorrer, pero gracias a estos primeros “instrumentos de navegación” recibidos, afirmo que no naufragaré en las aguas del fracaso, sino que alcanzaré los puertos del éxito.

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