Sep 25, 2017

CDMX, 19 de septiembre del 2017

Tengo la necesidad de escribir sobre este día, porque escribir me ha ahorrado algunas consultas al psicólogo. Y hoy, es necesario emplear esta estrategia de nuevo.

Ciudad de México es particular. Una ciudad construida sobre un lago, con un volcán hermoso y activo en sus cercanías, y con zonas de considerable actividad sísmica. Muy probablemente los chilenos nos lleven más trayectoria en este tópico, pero las estadísticas hablan por sí solas.

En 1985 hubo un terremoto de 8.1 con epicentro en las costas de Michoacán, que destruyó gran parte de la ciudad. A partir de allí, a nivel gubernamental se han establecido lineamientos desde normas de construcción hasta protocolos de seguridad, que todos los niveles ciudadanos deben cumplir. Como los mexicanos son muy fieles a sus tradiciones, hicieron de una tradición la "cultura sísmica". Cada año, el 19 de septiembre se recuerda ese evento del 1985, programando simulacros de manera de recordarle a la población que un evento así puede ocurrir nuevamente, y es mejor estar preparado. La meta es sobrevivir, lo material se recupera.

El 18 de septiembre, me llega un mensaje de Gorka, unos de mis amigos más cercanos, mencionando que el día 19, en vista de la realización del simulacro, aconsejaban irse con zapatos cómodos. "Ok, zapatos cómodos", me dije.

El 19 de septiembre, como religiosamente ocurre cada año, a las 11 de la mañana se hizo el simulacro en la ciudad. A las 12 se informó que culminaba el simulacro y todo transcurrió son problemas. Cada quién seguía en sus actividades. Yo subí a las 12:30 del mediodía al piso 25 (donde trabajo regularmente), para reunirme casualmente con mi amigo Gorka. Justo a las 13:14 (1:14 de la tarde) el escritorio de la sala de reunión comienza a moverse...

"Orale, ¡está temblando!" - dice uno de chicos que estaba presente.

En esos momentos, no piensas. No sentí miedo, no sentí nada. Actúas de forma inerte. Tu instinto de supervivencia mezclado con tu memoria son los que actúan. Solo una certeza: "SOBREVIVE, que si mueres, no vas a ayudar a tu hija ni a tu esposa". Y así fue. Recuerdas las recomendaciones de los bomberos días antes: "ve, colócate junto al muro central, y espera a que cese el movimiento. Una vez calmado el movimiento, sigue las indicaciones de los brigadistas". Y así fue.

Te mantienes calmado, y por un segundo, hiperventilas. No ayuda tampoco las personas gritando: "¡Ay Diosito, Diosito!", así que te contagias. Sí, piensas en Dios. Piensas en que mal rezas bajo presión. Así que decidí no rezar, solo pensar en El. "Dios, si muero, ¿quien va a ayudar a mi familia?"

El edificio es estructura antisísmica. Muchos piensan que "antisismo" es que no vas a sentir nada. FALSO. Sientes MUCHO. La idea es que el edificio sea extremadamente flexible, de manera de que "no se rompa" y colapse. Así que el movimiento es mucho más fuerte. En efecto, comprendí porqué aconsejan ir al muro central, porque si no te apoyas en el, simplemente te caes al suelo, cosa que casi me ocurrió.

Mientras oscilas, el tiempo se hace eterno. En efecto, las imágenes vienes. Estaba convencido de que el edificio no iba a colapsar. Pero siendo padre, piensas en tus hijos. "Mi hija...". Reviví el momento en que nació. Reviví su primer abrazo, su primera sonrisa. Cuando me dijo "Papá" por primera vez. Sus travesuras. "Voy a vivir" - me dije.

Cuando cesó el movimiento, miras con detenimiento a tu alrededor. ¿Han visto la película "El Club de la Pelea" (Fight Club)? En la escena final, unos edificios caen. Mi vista era desoladora, en muchos puntos de la ciudad se veían columnas de polvo, lo que indicaba que cayeron edificios. Justo al minuto, recibo un whatsapp de teléfono del colegio de mi pequeña:

"Papitos buenas tardes
Todo se encuentra bien con sus pequeños"
-- 13:22


Acto seguido, llamar a mi esposa. Las líneas telefónicas colapsaron. Solo los servicios de datos funcionaban. Logré contactarla por llamada de voz vía Whatsapp. Estaba bien. El acuerdo: "nos vemos en el colegio de la pequeña". Avisé a mis padres, misma vía. Intenté llamar a par de amigos, inútil. Me preocupé mucho por ellos, pero era hora de ponerme en marcha. Se qué estaban bien.

Bajar los 25 pisos por las escaleras, check.
Ver a mis otros compañeros, check.
Avisar nuevamente a mis padres, check.
Ver como el edificio de enfrente tiene una grieta y las autoridades desalojando por una aparente fuga de gas, check.

La gente en la calle. Todos evaluando sus residencias. Ví que varias residencias se agrietaron. Seguí al colegio.

No hubo electricidad en algunas zonas y semáforos, por lo que el caos vehicular se hizo presente. Encendí la radio del celular y las noticias estaban enlazadas en una misma señal. "Colapsaron edificios".

Llegué finalmente al colegio, a pie, y me encontré a mi pequeña. Contuve mis lágrimas de felicidad al verla sonriente, felíz de verme. "Papá, se movió la tierra bbbbbruuummmm". "Ya conoce el ruido sordo" - pensé. La abracé y pedí resguardarme en el colegio, mientras esperaba a mi esposa.

Ella tiene su historia, igual o más impresionante. Ya se enterarán.

Durante mi espera, no pude realizar llamadas ni enviar sms por mi móvil. Solo había señal de datos, y de manera intermitente. Familia, amigos, todos, preguntando como estaba, como veía las cosas. Pendientes de que estuviéramos bien los tres.

Luego de un par de horas, nos reunimos en el colegio. Todos a salvo. Solo que mi esposa no tenía sus documentos, por lo apresurado de la salida. Lo que lleva al siguiente pensamiento terrorífico: "¿Mi casa sigue en pie?"

Los reportes de daños comienzan a salir vía Twitter y WhatsApp, y reportan que por mi zona colapsaron edificios. No había manera de llegar fácilmente a casa, así que habría que prepararse para caminar. Tomar taxi, imposible. Una mamá que también esperaba en el colegio, resultó vivir cerca, a lo cual nos ofreció llevarnos lo más cerca posible y aceptamos. Del punto donde nos dejó hasta el edificio son 1.2 kms, donde cada paso va dado junto al pensamiento "¿sigue en pie mi casa?"

Edificio en pie: check.
Columnas: carajo esa está cuarteada.
Escaleras en pie: coño... ¿Grietas en cada piso?...
Depa: ok, no hay fuga de gas. Hay luz. Esa pared se rompió, feo. Esa otra se rompió feo...

Ser ingeniero te da ventajas. Conoces de ciencias puras. El departamento no iba a colapsar, pero para no tentar la suerte, a dormir vestidos. Pude contactar a muchas personas que me volvió el alma al cuerpo saber que estaban bien. Inspeccioné lo que pude, pero había que esperar al día, pues era necesario contactar a Protección Civil. Mochilas de vida en la puerta, encomendarnos a la Virgen del Carmen, avisar a papá y mamá, a mi hermana, a mis primos que son roca sólida, siempre apoyando. A amigos y queridos...

Esa noche, no se durmió...

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