Dec 30, 2007

Dedicado a todos aquellos que de alguna manera han vivido la experiencia de realizar cualquier trámite en las miles de oficinas administrativas públicas venezolanas
Sentado con hambre un mediodía en el Seniat. ¿Razón?, una desconocida  confundió su número de cédula con el mío. En un mundo donde los adelantos en cuanto a comunicación están a la orden del día, aún se ven cosas como éstas.

Muchas sensaciones vienen a mí al momento de reflexionar sobre lo ocurrido. Mi consciencia de ingeniero en informática, dispara todo tipo de alarmas. "¿Cómo pudo ocurrir?... ¿Cómo la gente es tan descuidada?"... Me vienen como un rayo el recuerdo de unas de mis primeras clases de Programación I, dictadas por el Prof. Eduardo Vargas: "El usuario es bruto" - decía. "Ustedes deben programar a  prueba de tontos".

Validaciones. Simples booleanos que abren y cierran tantas puertas. Llaves que definitivamente en manos inexpertas generan caos.

Mis días son calculados. Cada tarea pareciera tener un horario definido. Caos, hoy para mí, es no asistir al trabajo. Es no almorzar. Es no ver a mi chica al mediodía.

Poco a poco me sumerjo en mis pensamientos más humanistas, que poco en común pudieran tener con mi consciencia de ingeniero que mencioné, y me llevan a algo en peculiar: Tu existencia para "El Sistema" es tan volátil como la unicidad de un número.

¿Quién es Fulanita de los Palotes?. A mis efectos, una total despistada, cuyo comportamiento poco atento y entregado a la distracción, generó este día de caos en mi vida.

Ahora debo probar que ese identificador me pertenece. Probar que un número refleja mi existencia. Que ese número me hace "ser". Que soy hijo de dos "números", y que yo bajo ese número he vivido miles de experiencias. Qué ironía el tener que demostrar que existes, aún cuando la persona que te exige la prueba te percibe con todos sus sentidos. Y que triste se siente el que te usurpen quien eres.

1 comment:

Morbridae said...

Muy, muy, muy bueno. Felicidades...