Saludos. Imagino que me extrañaron, quiero pensar que fue así.
Pues si, estuve con mi chica por esos lados. Ambos deséabamos salir al exterior en nuestra luna de miel, y se nos presentó esta oportunidad. París es por excelencia la escogencia por el romanticismo, puesto que prácticamente su historia está llena de pasiones, pero al ver que podíamos visitar Londres, no hubo ninguna duda que esos dos serían nuestros destinos.
Viajar por dos ciudades te da la oportunidad de conocer dos culturas e idiosincrasias tan distintas, que solo basta con recorrer sus calles para darte cuenta de esos detalles que nos hacen únicos, universales e individuales. Es como comentaba Vincent Vega (Pulp Fiction) a su compañero Jules, "esas pequeñas diferencias". Para no repetir tanto el cuento del viaje, lo echo de una vez por aquí.
El miércoles 11 pasado comienza la odisea. Viaje por avión. Para serles sincero, era nuestra primera vez en lo que se refiere a viajes al exterior, y ambos estábamos emocionados al respecto. Llegamos al puesto de Air France para hacer check-in. Sin novedad. El vuelo era a las 4pm, el cual paso sin pena ni gloria. Muy tranquilo, sin turbulencias. La comida excelente y dormí como un bebe. Mi chica sí estuvo un poco intranquila, me imagino que seria consecuencia de la mezcla de emoción y nervios. Durante el vuelo pillé par de películas, pero eran francesas, me imagino que para aclimatar a los turistas, pero definitivamente no me atrajeron. Quizás debido a que el gusto francés en cuanto a tramas es bastante peculiar. Llegamos a Paris, y recordé las palabras del esposo de mi cuñada: "Van a conocer el desarrollo", y así fue.
El aeropuerto Charles De Gaulle es impresionantemente grande, y en la salida del terminal a la autopista que te lleva a París, un Concorde colocado a manera de exhibición. El chequeo de Inmigración es tranquilo, algo que me sorprendió ante los anuncios de que existen problemas con los inmigrantes. Al salir de recoger el equipaje, estaba Mario. Un brasilero con un cartelito que tenía escrito nuestros nombres. Emocionados, lo saludamos y nos indicó que iba a ser nuestro chófer a París, y que en unos minutos apenas llegaran el resto de los pasajeros que estaba esperando, nos llevaría al hotel. Al salir, nos encontramos con una flota de motos, el cual Mario nos explica que son Mototaxis (sí, como los de aquí), pero imagínense, motos Suzuki y Honda... Imagínense que el chofer que menos tiene, tiene un GPS en su carro, y los camioneros forrados de anillos y cadenas de oro. Y nosotros que por precaución decidimos dejar en casa nuestros anillos de matrimonio, je.
De París puedo decir que me enamoré de la arquitectura. La primera visión armónica del centro de la ciudad con la que tuvimos contacto fue en el área conocida como Ópera, donde está el Teatro de la Ópera de París, un edificio impresionante. Recorrimos una de las avenidas en dirección a Madeleine, y vimos la iglesia de Madeleine, que es una especie de réplica del Partenón de Grecia, pero estaba en trabajos de remodelación y debo reconocer que daba miedo (ese miedo que te dan las iglesias grandes). A pesar de estar en verano, las temperaturas fueron de 10-15 grados (gracias a aquellos que nos recomendaron "ropa ligera" y a los que no les hicimos mucho caso), lo cual era muy frío incluso para los parisinos, que esperaban temperaturas de 25-30 para la fecha. Imagino que consecuencia del cambio climático gracias al calentamiento global.
Fuimos a un Mc Donald's, y pedí con gusto un "Royale with cheese", e hicimos todo lo que se espera conocer: El Arco del Triunfo, la Torre Eiffel, El Trocadero, Campos Eliseos, La Tumba de Napoleón, Campo de Mars... Y por supuesto, el museo de Louvre. Experimentar el admirar e incluso tocar obras como la Venus de Milo y la Victoria de la Samotracia, no tiene precio. Y a aquellos que hayan leído el Codigo Da Vinci, las obras de Leonardo y su famosa Gioconda. Es increíble el furor que este artista ha casuado, imagínense que la MonaLisa está resguardada por un cordón de seguridad casi presidencial, con un vidrio que la protege contra disparos y explosiones de bombas...
Y luego el plato fuerte, Versalles. En Versalles fuimos testigos del Palacio y sus Jardines, y debo reconocer que me interesé en conocer mucho más acerca de los reinados, Luis XIV y los años posteriores. La historia de Versalles me pareció tan llena de simbolísmos significativos, como por ejemplo que el rey se enamoró de ese valle debido a que fue en ese lugar donde pudo compartir con su padre, como padre e hijo y no como rey y príncipe. Tuvimos la oportunidad de pasear por los jardines en el horario en el que encienden las fuentes, colocando música barróca de la época, lo cual nos hacía sentir como en aquellos bailes que celebraba el rey Sol, reflejados en cierta manera en los que aparecen en las películas de los Mosqueteros.
Y volvimos a ser niños visitando Disneyland París. Dios santo. Montarse en las atracciones como los simuladores de Star Wars, el cual te sientes en el espacio, con vértigo y todo, ver a Mickey en los desfiles, estar en un set de filmación y experimentar los efectos especiales de un terremoto y recrear la escena de los meteoritos contra la estación espacial rusa de Armageddon... La torre de Hollywood de la Dimensión Desconocida, el cual creo que dejé mi estómago por allá...no sin antes llegar a la locación mediante Metro y RER. Definitivamente, desarrollo.
Londres. Por alguna razón siempre fue mi sueño visitar esta ciudad. Para fortuna mía lo hice en mi luna de miel con mi chica, asi que más que perfecto no pudo ser. De esta ciudad me llevo el recuerdo de que fui testigo de una central económica poderosa. Tiendas de lo que se te ocurra, todas de calidad. Una ciudad enorme de trafico, autobuses de dos pisos, taxis clásicos y teatro. Je, si, teatro. En todas partes veías publicidad de obras conocidas como Hamlet, y muchos pero muchos musicales: El Rey León, el musical... Zorro, el musical... Monty Python's SPAM-A LOT, el musical... Billy Elliot, el musical... Prometo que el siguiente que pensaba ver era El Silencio de los Inocentes... el musical...
Ah!, y se me olvidaba. A los que conocen, fuimos a King's Cross. Si!, la misma!. La estación de tren donde se sitúan ciertos momentos importantes de Harry Potter. A manera de homenaje, la gente de la estación colocó una placa ubicando la plataforma 9 y 3/4 entre las plataformas 9 y 10, y aparece un carrito que usas para el equipaje, pero a la mitad, como simulando que estás entrando en el mundo mágico.
A modo de resumen, ese fue el viaje. Muchos recuerdos bonitos, y muchas experiencias. De verdad fue un cierre con broche de oro a una boda emotiva, de la cual les hablaré en otro momento.
Pues si, estuve con mi chica por esos lados. Ambos deséabamos salir al exterior en nuestra luna de miel, y se nos presentó esta oportunidad. París es por excelencia la escogencia por el romanticismo, puesto que prácticamente su historia está llena de pasiones, pero al ver que podíamos visitar Londres, no hubo ninguna duda que esos dos serían nuestros destinos.
Viajar por dos ciudades te da la oportunidad de conocer dos culturas e idiosincrasias tan distintas, que solo basta con recorrer sus calles para darte cuenta de esos detalles que nos hacen únicos, universales e individuales. Es como comentaba Vincent Vega (Pulp Fiction) a su compañero Jules, "esas pequeñas diferencias". Para no repetir tanto el cuento del viaje, lo echo de una vez por aquí.
El miércoles 11 pasado comienza la odisea. Viaje por avión. Para serles sincero, era nuestra primera vez en lo que se refiere a viajes al exterior, y ambos estábamos emocionados al respecto. Llegamos al puesto de Air France para hacer check-in. Sin novedad. El vuelo era a las 4pm, el cual paso sin pena ni gloria. Muy tranquilo, sin turbulencias. La comida excelente y dormí como un bebe. Mi chica sí estuvo un poco intranquila, me imagino que seria consecuencia de la mezcla de emoción y nervios. Durante el vuelo pillé par de películas, pero eran francesas, me imagino que para aclimatar a los turistas, pero definitivamente no me atrajeron. Quizás debido a que el gusto francés en cuanto a tramas es bastante peculiar. Llegamos a Paris, y recordé las palabras del esposo de mi cuñada: "Van a conocer el desarrollo", y así fue.
El aeropuerto Charles De Gaulle es impresionantemente grande, y en la salida del terminal a la autopista que te lleva a París, un Concorde colocado a manera de exhibición. El chequeo de Inmigración es tranquilo, algo que me sorprendió ante los anuncios de que existen problemas con los inmigrantes. Al salir de recoger el equipaje, estaba Mario. Un brasilero con un cartelito que tenía escrito nuestros nombres. Emocionados, lo saludamos y nos indicó que iba a ser nuestro chófer a París, y que en unos minutos apenas llegaran el resto de los pasajeros que estaba esperando, nos llevaría al hotel. Al salir, nos encontramos con una flota de motos, el cual Mario nos explica que son Mototaxis (sí, como los de aquí), pero imagínense, motos Suzuki y Honda... Imagínense que el chofer que menos tiene, tiene un GPS en su carro, y los camioneros forrados de anillos y cadenas de oro. Y nosotros que por precaución decidimos dejar en casa nuestros anillos de matrimonio, je.
De París puedo decir que me enamoré de la arquitectura. La primera visión armónica del centro de la ciudad con la que tuvimos contacto fue en el área conocida como Ópera, donde está el Teatro de la Ópera de París, un edificio impresionante. Recorrimos una de las avenidas en dirección a Madeleine, y vimos la iglesia de Madeleine, que es una especie de réplica del Partenón de Grecia, pero estaba en trabajos de remodelación y debo reconocer que daba miedo (ese miedo que te dan las iglesias grandes). A pesar de estar en verano, las temperaturas fueron de 10-15 grados (gracias a aquellos que nos recomendaron "ropa ligera" y a los que no les hicimos mucho caso), lo cual era muy frío incluso para los parisinos, que esperaban temperaturas de 25-30 para la fecha. Imagino que consecuencia del cambio climático gracias al calentamiento global.
Fuimos a un Mc Donald's, y pedí con gusto un "Royale with cheese", e hicimos todo lo que se espera conocer: El Arco del Triunfo, la Torre Eiffel, El Trocadero, Campos Eliseos, La Tumba de Napoleón, Campo de Mars... Y por supuesto, el museo de Louvre. Experimentar el admirar e incluso tocar obras como la Venus de Milo y la Victoria de la Samotracia, no tiene precio. Y a aquellos que hayan leído el Codigo Da Vinci, las obras de Leonardo y su famosa Gioconda. Es increíble el furor que este artista ha casuado, imagínense que la MonaLisa está resguardada por un cordón de seguridad casi presidencial, con un vidrio que la protege contra disparos y explosiones de bombas...
Y luego el plato fuerte, Versalles. En Versalles fuimos testigos del Palacio y sus Jardines, y debo reconocer que me interesé en conocer mucho más acerca de los reinados, Luis XIV y los años posteriores. La historia de Versalles me pareció tan llena de simbolísmos significativos, como por ejemplo que el rey se enamoró de ese valle debido a que fue en ese lugar donde pudo compartir con su padre, como padre e hijo y no como rey y príncipe. Tuvimos la oportunidad de pasear por los jardines en el horario en el que encienden las fuentes, colocando música barróca de la época, lo cual nos hacía sentir como en aquellos bailes que celebraba el rey Sol, reflejados en cierta manera en los que aparecen en las películas de los Mosqueteros.
Y volvimos a ser niños visitando Disneyland París. Dios santo. Montarse en las atracciones como los simuladores de Star Wars, el cual te sientes en el espacio, con vértigo y todo, ver a Mickey en los desfiles, estar en un set de filmación y experimentar los efectos especiales de un terremoto y recrear la escena de los meteoritos contra la estación espacial rusa de Armageddon... La torre de Hollywood de la Dimensión Desconocida, el cual creo que dejé mi estómago por allá...no sin antes llegar a la locación mediante Metro y RER. Definitivamente, desarrollo.
Londres. Por alguna razón siempre fue mi sueño visitar esta ciudad. Para fortuna mía lo hice en mi luna de miel con mi chica, asi que más que perfecto no pudo ser. De esta ciudad me llevo el recuerdo de que fui testigo de una central económica poderosa. Tiendas de lo que se te ocurra, todas de calidad. Una ciudad enorme de trafico, autobuses de dos pisos, taxis clásicos y teatro. Je, si, teatro. En todas partes veías publicidad de obras conocidas como Hamlet, y muchos pero muchos musicales: El Rey León, el musical... Zorro, el musical... Monty Python's SPAM-A LOT, el musical... Billy Elliot, el musical... Prometo que el siguiente que pensaba ver era El Silencio de los Inocentes... el musical...
Ah!, y se me olvidaba. A los que conocen, fuimos a King's Cross. Si!, la misma!. La estación de tren donde se sitúan ciertos momentos importantes de Harry Potter. A manera de homenaje, la gente de la estación colocó una placa ubicando la plataforma 9 y 3/4 entre las plataformas 9 y 10, y aparece un carrito que usas para el equipaje, pero a la mitad, como simulando que estás entrando en el mundo mágico.
A modo de resumen, ese fue el viaje. Muchos recuerdos bonitos, y muchas experiencias. De verdad fue un cierre con broche de oro a una boda emotiva, de la cual les hablaré en otro momento.
"Viaje con nosotros... le trataremos como a una vaca" - Aerolíneas de la India
"Todo viaje es una búsqueda y una fascinación para el universo de los sentidos" - Anónimo
"El mundo es un libro, y quienes no viajan, leen sólo una página" - Anónimo
"I wonder where I'll go now. The net is vast and infinite" - Motoko Kusanagi (Ghost In The Shell)
"I wonder where I'll go now. The net is vast and infinite" - Motoko Kusanagi (Ghost In The Shell)
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